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[REVIEW] Metal Gear Solid Delta: Snake Eater

La franquicia Metal Gear ha sido adorada durante generaciones, pero la última década ha estado marcada más por el silencio que por los grandes estrenos. El último título principal, Metal Gear Solid V: The Phantom Pain, recibió aplausos por su jugabilidad, aunque fue criticado por decisiones narrativas extrañas. A ello se sumó la polémica separación entre Hideo Kojima y Konami, que empañó lo que debía ser un cierre glorioso.

Desde entonces, la saga quedó relegada a proyectos secundarios, máquinas de pachinko y recopilaciones de remasters. Metal Gear Solid Delta: Snake Eater llega como el primer “nuevo” título principal desde The Phantom Pain, aunque en esencia se trata de un remake casi plano por plano de uno de los grandes clásicos de PlayStation 2: Metal Gear Solid 3.

Jugabilidad: el pasado con controles modernos

La fórmula es clara: MGS 3 con la jugabilidad de MGS 5. Delta conserva los mapas segmentados y áreas pequeñas impuestas en su momento por las limitaciones técnicas de PS2, en lugar de transformarlas en un mundo abierto más ambicioso. No es una reinvención, sino una remasterización de lujo, con una diferencia clave: los controles.

El juego permite elegir entre un esquema clásico o uno moderno. Este último adapta la jugabilidad a un estilo contemporáneo, mucho más cercano a un third-person shooter actual. Eso lo hace más accesible, aunque también mucho más fácil, al aumentar el campo de visión y la fluidez en el manejo. Para quienes busquen un desafío real, será necesario subir la dificultad desde el inicio.

La esencia de Metal Gear sigue intacta

El juego conserva el espíritu extraño y único de la saga. Combates contra jefes con soluciones esotéricas, secretos ocultos y detalles extravagantes como pósters de modelos en alta resolución. Kojima ya no está, pero gran parte del equipo original de PS2 participó en este remake, lo que garantiza que la esencia siga viva.

La narrativa, ambientada en plena Guerra Fría, conserva su tono de espionaje internacional tan absurdo como espectacular. Al ser la primera entrega cronológica de la saga, nuevos jugadores tendrán más posibilidades de seguir la trama, aunque batallas como la de The Sorrow seguirán desafiando a cualquiera.

Apartado técnico y audiovisual

Visualmente, Delta no alcanza el impacto de remakes como Demon’s Souls de BluePoint, pero sus selvas lucen espectaculares y la icónica escena del campo de flores blancas sigue siendo imponente dos décadas después. Los modelos de personajes capturan con acierto el estilo original de Yoji Shinkawa, modernizado hacia el realismo de MGS 5.

La banda sonora mantiene casi todo intacto, salvo la polémica regrabación del tema principal “Snake Eater”. Aunque Cynthia Harrell vuelve a interpretarlo con su poderosa voz, el original era intocable y la nueva versión no sincroniza del todo con la famosa secuencia de la escalera.

Extras y futuro de la saga

El título también incluye el minijuego Snake vs Monkey (o Bomberman en Xbox, al que tuvimos acceso nosotros), un guiño simpático a Ape Escape. Además, Konami ha confirmado que un modo multijugador gratuito llegará próximamente.

En resumen, Metal Gear Solid Delta: Snake Eater es un remake seguro, pero brillante en lo que ofrece: volver a jugar uno de los mejores títulos de PS2 con controles modernos y un apartado técnico renovado. No reinventa la saga, pero la devuelve al lugar que merece tras una década difícil.

La gran incógnita es qué hará Konami después: ¿apostará por más remakes, como los ansiados Metal Gear Solid y MGS 2, o se atreverá a dar el paso hacia un verdadero Metal Gear Solid 6?

Por ahora, lo importante es que la saga ha vuelto, y lo ha hecho con firmeza.

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