REVIEW: Kirby Air Riders
En tiempos donde la industria del videojuego parece haber perdido parte de su encanto, Kirby Air Riders llega como un respiro entre tantas polémicas y tendencias poco amigables para los jugadores.
La sobredependencia del online, títulos lanzados incompletos a precio completo, ediciones físicas sin contenido real, juegos que desaparecen sin preservación adecuada y la creciente influencia de la IA han erosionado la magia de jugar por jugar.
Frente a este escenario, Kirby Air Riders apuesta por lo contrario: un juego sencillo, divertido y honesto, libre de estas prácticas y centrado en ofrecer pura diversión.
Un regreso al espíritu de los 2000
Para bien o para mal, Kirby Air Riders parece salido directamente de la era del GameCube, siguiendo los pasos de su predecesor de 2003, Kirby Air Ride. Su propuesta minimalista puede descolocar a quienes buscan narrativas cinemáticas y experiencias complejas, pero será irresistible para quienes valoran mecánicas pulidas que se sienten bien desde el minuto uno.
Esta simplicidad contrasta con la monumental escala de Super Smash Bros. Ultimate. Luego de dirigir uno de los juegos más grandes y exigentes de Nintendo, Masahiro Sakurai decidió dedicar su “cheque en blanco” creativo a una secuela de un juego de carreras de Kirby que nunca fue aclamado por la crítica. Y sorprendentemente, le salió increíble.
Mucho más que un “Mario Kart con Kirby”
A simple vista podría parecer una copia rosada de Mario Kart, más aún con Mario Kart World lanzado hace apenas unos meses. Sin embargo, unas horas con Air Riders bastan para apreciar su profunda identidad propia ya que es más caótico, más arriesgado, más explosivo y definitivamente menos accesible para “la abuela”.
El juego no intenta ser el punto de entrada universal al género. Quiere ser rápido, agresivo y absolutamente impredecible.
Una fórmula clásica perfeccionada
El modo principal, Air Ride, es un bucle de satisfacción pura gracias a su diseño impecable:
- una interfaz limpia,
- efectos visuales sutiles pero elegantes,
- y un uso magistral de la vibración háptica del Switch 2.
Las Machines (versiones alternativas de vehículos) son las verdaderas protagonistas. Cada una tiene una personalidad marcada:
- la Winged Star convierte cada rampa en una oportunidad de volar,
- la Vampire Star incentiva atacar a otros corredores para ganar boosts.
A esto se suman los Riders, cada uno con habilidades especiales que aportan una capa estratégica completamente nueva frente al título original.
Escenarios memorables y algunos tropiezos
Visualmente, el juego oscila entre lo correcto y lo espectacular. Si bien los primeros circuitos son algo genéricos, otros destacan como verdaderas joyas:
- Checker Knights,
- Crystalline Fissure,
- Cavernous Corners, un trazado que combina un cielo brillante con un inframundo infernal, acompañado de una banda sonora sobresaliente.
Más que carreras: caos, exploración y sorpresas
Los modos secundarios expanden aún más la experiencia:
City Trial
Un roguelike caótico donde recolectas mejoras en la ciudad de Skyah mientras sobrevives a eventos aleatorios y tratas de construir la máquina perfecta. Un modo brillante que recompensa la experimentación y el caos.
Road Trip
Un modo historia con desafíos cortos y un enfoque más metódico, aunque con una dificultad inicial demasiado baja. Sin embargo, su narrativa —que explora el lore de las Machines y su conexión con Galactic Nova— hará felices a los fans.
Un recordatorio de por qué jugamos
Nintendo siempre ha defendido la filosofía del “gameplay por sobre todo”, y aunque esa reputación ha tambaleado en los últimos años, Kirby Air Riders la reivindica con fuerza. Sakurai también confirmó que no habrá DLC, porque el juego no lo necesita. La rejugabilidad está en dominar sus mecánicas, no en comprar contenido extra.
Kirby Air Riders no revoluciona nada. Tampoco quiere hacerlo. Es un retorno a una época donde jugar era simplemente… jugar. Un botón de reinicio para Sakurai, para Nintendo y, quizás, para toda la industria.
Kirby Air Riders llega a Nintendo Switch 2 el 20 de noviembre.

















































































































































































































































